Una experiencia extraordinaria

DSC_0033 (2)Han pasado bastantes días desde la presentación de “Más allá de la Luz” en Zaragoza, y aún no os he contado nada. No es porque fuera mal, al contrario, fue estupendo. Volvimos a llenar, esta vez el hall del Teatro Principal, de conocidos y desconocidos, de ilusión y reencuentros.

Si no os lo he contado hasta ahora es porque tengo la sensación de que haciéndolo cierro una etapa increíble y no quiero que termine.

¿Sabéis la intensidad con la que he vivido hasta el  mínimo detalle del proceso? Lo que he sufrido y lo bien que me lo he pasado. Mi desesperación cuando he  visto que las cosas no se hacían como a mí me hubiera gustado y mi alegría al conseguir que se tuviera en cuenta mi criterio.

Todo lo que he descubierto y aprendido. Un mundo nuevo. Gente estupenda que he conocido y que ha sido un regalo para mí. Hadas de carne y hueso  que me han apoyado en cada paso que he dado, peleando y planificando conmigo. Cercanía, cariño, interés, estímulo… Tantas cosas buenas he recibido. Es tan grande la recompensa que he tenido…

Yo no pedía nada, sólo quería volcarme en conseguir un sueño. Y he descubierto que cuando sacas tu mejor yo, recibes también lo mejor de cada uno de los demás. Porque igual que el desánimo y el pesimismo se contagian, también la ilusión y la alegría se transmiten, y con más fuerza que un virus.

No os digo que esta aventura esté siendo fácil, tampoco lo es la vida, la de nadie. Pero sé que soy afortunada por todo lo que ha pasado. Y también por la capacidad que tengo de disfrutarlo, de ser consciente del momento en que vivo, de saborearlo y valorarlo en el instante en el que está pasando. Y de conservarlo en mi memoria.

 “Más allá de la Luz” no es ni será un best seller. Es un inicio. Pero a mí me llena  la acogida y las buenas críticas que está teniendo. El que se identifiquen con los personajes y me digan lo mal que les cae Patricia o  “pobrecico Eusebio”,  que han vuelto a su infancia, que se han enganchado y no lo podían dejar,  o que tenía que ser más largo y  a ver si escribo pronto la segunda parte…

Estoy abriendo puertas. Preparando el camino para lo que vendrá. No dejaré de luchar por mis sueños. Por escribir, superando al tiempo. Por transmitir ilusión en este mundo tan necesitado de ella. Y aunque hasta ahora no os lo he dicho, por defender a mi manera aquello en lo que creo. Y yo creo en la fuerza del aparentemente más débil, del que es bueno y tolerante y se aprovechan de él y lo marginan o maltratan,  del que no es popular ni poderoso.  De aquellos que por la inseguridad de sentirse diferentes no han descubierto todavía el tesoro que llevan dentro. Y que con un poquito de impulso, de ánimo y confianza, pueden creer en sí mismos, y ser la luz que nos hace mejorar el rumbo.

Va por ellos.

Anuncio publicitario

¿Qué haces si una de las cosas que más te gustan en la vida es escribir y no tienes tiempo?

¿Volverte loca, estresarte, dormir menos? ¿Aún menos? Nooooo.

Yo he encontrado un método, personal pero no intransferible. Os lo comento, por si os sirve, gracias a él yo he conseguido escribir mi novela.

1.- SOÑAR DESPIERTO.-

Es decir, imaginar los personajes, situaciones, conflictos etc… mientras empujas el carrito en Mercadona, conduces al trabajo, o pasas la mopa por el salón.

No es ninguna tontería, cuando estás inmersa en tu novela, te cuesta desconectar, estás más en tu otro mundo que en el real, y si tienes que abandonarlo porque desgraciadamente tienes que comer, trabajar o limpiar, aunque tu cuerpo esté haciendo otra cosa, tus neuronas seguirán tecleando sin ordenador.

Eso sí, es peligroso. Cuando llegues a casa, comprobarás que has comprado bolsas de basura para comunidades, dos gambas para comer toda la familia (entenderás por qué se te reía la  pescadera) y una bandeja de ternera que caduca al día siguiente, para la comida que querías hacer pasado mañana. Eso sin contar la de veces que te pasarás de largo de tu lugar de trabajo, y llegarás tarde, porque luego no encontrarás sitio para aparcar.

2.- ORDENADOR PEQUEÑO Y MALO – BOLSO GRANDE Y FUERTE.

Cómprate el portátil más pequeño que encuentres. Venden gafas en las farmacias muy baratas para que puedas ver algo. Lo importante es que te quepa en el bolso. Hay un montón de tiempos muertos que desperdiciamos esperando. Yo me convertí en especialista en escribir mientras esperaba que mis hijos salieran de las extraescolares. “Jo mamá, no ha sido mi culpa, es que el entrenador nos ha enredado”. Y tú rabiando porque no hubieran tardado diez minutos más para terminar la escena…

Además, si tienes familia, el ordenador tiene que ser malo, para que nadie en casa lo quiera usar, que ni siquiera sirva para los trabajos escolares.

3.- NO DESESPERAR NUNCA.-

No pasa nada si hace dos semanas que no has podido escribir una línea y ya ni te acuerdas de por dónde ibas, incluso te has olvidado del nombre de tus personajes. Son cosas normales. Cuando por fin lo puedas retomar, tendrás tantas ganas acumuladas, disfrutarás tanto, que la espera habrá merecido la pena. Ya sabes, calidad antes que cantidad, y por encima del tiempo.

4.- DOMESTICAR A TU PAREJA.-

Anímale a ser un hombre de sofá y tele, pero eso sí,  regálale unos cascos inalámbricos para ver el fútbol, o para que ronque la película del sábado por la tarde.

Engánchalo a la cocina, alaba todo lo que haga, aunque esté vomitivo, sin que se dé cuenta de que le haces la pelota. Hazle sentir el mejor cocinero, consigue que tus hijos si los tienes también lo crean, que le pidan que cocine él, que lo hace mejor que mamá… Ganarás un tiempo precioso, además de conseguir algo más de igualdad.