Cumpliendo sueños de forma inesperada

Estos días, de manera imprevista, se me han hecho realidad un par de sueños, y aunque aún no lo he asimilado del todo  (por eso estoy tardando un poco en contároslo), lo comparto con vosotros, porque así decidí hacerlo.

El momentazo en el que te entregan la novela impresa.

¿No os ha pasado que os habéis imaginado cien mil veces la escena de algo muy deseado y luego la realidad ha sido totalmente diferente? La de películas que nos montamos en la cabeza… La mía incluía mesas redondas, palabras emocionadas, y una lagrimita por mi parte.

¿Queréis saber cómo ha sido el ansiado episodio  en el que por fin ves por primera vez a tu criatura? Fugaz. Tres minutos. De pie, sin sentarnos. En plan traficante, ladrón de bancos, o divulgador clandestino de octavillas  en tiempos de censura. Con deciros que dejé a la familia aparcada en doble fila en una calle de un solo carril, con la policía local multando a la vuelta de la esquina…

Mi momentazo se quedó en un momentico.PORTADA

A veces las cosas no resultan como pensábamos, pero no por eso dejan de ser buenas. Al fin y al cabo, qué más dará el momento del parto, si la recién nacida ha salido con buen color, está proporcionada y tiene un aspecto estupendo. Lo bueno si breve, dos veces bueno, no es cuestión de irse emocionando con cada uno de los hitos de un aspirante a escritor.  Así espantas pajarillos de la cabeza, recuerdas ser humilde y  tener los pies en la tierra.

Eso sí, os paso una foto, para que le vayáis poniendo cara a la niña.

El sueño al que había renunciado por retrasarse el parto de la criatura.

Sí, lo confieso. He cumplido mi sueño de ver en la celebración del día del libro la fila de lectores esperando a la firma de ejemplares… en el puesto de al lado (literalmente cierto, “Volviendo a Canfranc”, a mi vera, estuvo arrasando). Lo que pasa es que mi madre finalmente no pudo venir a ponerse de gancho. Me gustaría haberos avisado, pero no me lo creí cuando unas horas antes me lo insinuaron. Pensaba que iba de broma, el libro no estaba a la venta, recién salido de imprenta, ¿cómo empezar la casa por el tejado?.

Pero claro, por si acaso, como estaba en Zaragoza, me pasé a comprobarlo. Y no era broma. Ahí estaba “Más allá de la Luz”, entre otros libros de la editorial Comuniter, apiladicos, muy bonitos y ordenados. Ojalá hubiera podido ser en Teruel también.

FERIA DEL LIBRO 1

¿Qué se siente en un momento así? Ilusión. Y muchos nervios, tantos que acabé con un dolor de cabeza tremendo. La verdad es que estaba atontada, descolocada. No soy rápida de reflejos. En un pis pas me metieron al stand, y me vi firmando ejemplares. A mi achicharrada familia, por supuesto, que aguantó estoicamente la solana, acompañándome en el acontecimiento.

La experiencia, a pesar de la jaqueca, fue increíble. Hasta vendí algún libro, lo que siendo desconocida e invisible, no deja de ser una hazaña. Aprendí un montón observando. A veces me quedé cortada, sin decir palabra. Y también en algún momento, hablé más de la cuenta y metí la pata. Ya sabéis, soy nueva en esto,voy de novata. Pero ser parte de aquello fue impresionante. Sentirme una de ellos, sentirme escritora, y no aspirante a serlo.

Y al final la realidad supera los sueños.

Porque lo mejor siempre es el lector de carne y hueso. Y yo tuve el privilegio de presenciar el mágico momento en el que “Más allá de la Luz” atrajo, ella solita, a su primera lectora, sin que tuviera ninguna relación conmigo. Era una chica joven. Con dos amigos. Tomó la novela en sus manos, examinándola. Le dio la vuelta y leyó con atención la contraportada. Yo estaba conteniendo la respiración, pero no me pude aguantar más, y le comenté que era la autora. ¿Sabéis que me contestó? Que era lo mejor que había visto en toda la feria. Ojalá le guste al leerlo.

Igual a los autores consagrados que se hartan de vender ejemplares les parece una tontería. Para mí fue mejor que un sueño, y un aliciente para seguir adelante con más ilusión si cabe.

No puedo imaginar un final mejor para un día de leyenda.

Espero que “Más allá de la Luz” esté pronto en las librerías, todavía no ha llegado. Os avisaré.

Nos vemos.

Anuncio publicitario

Lo que es y lo que no es

Vamos a jugar a lo que es y lo que no es. Me refiero a la novela “Más allá de la Luz”.

Es una novela de aventuras.

Os adelanto la contraportada:

Dragones y bestias, seres mitológicos que pueblan nuestras leyendas, pero también las iglesias y monasterios de toda Europa… ¿Fueron producto de la imaginación de millones de personas o realmente existieron? Y si lo hicieron, ¿por qué y cómo desaparecieron? O quizás…

 Cuatro alumnos hallarán la respuesta en una trepidante aventura que se inicia en una excursión escolar al monasterio de San Juan de la Peña. Amistad, valor, tolerancia… sentimientos que cobrarán fuerza y les ayudarán a sobrevivir en un peligroso camino,  superando sus miedos y descubriendo lo mejor de sí mismos.”

Y como habéis visto, le hace guiños al género fantástico.

No es un cuento de hadas, aunque podría haber alguna.

Para mí el reto ha sido tratar de hacer creíble lo increíble, conectarlo con la realidad, por eso no es una novela de fantasía al uso.

Es una historia «posible», entre comillas, ya os he dicho que hablamos de fantasía.

Porque se inicia y desarrolla en un lugar real, el Monasterio de San Juan de la Peña, en Huesca,  y su universo se sitúa en nuestro mundo, y no en uno alternativo o en otra dimensión. Porque sus protagonistas, Mónica, Patricia, Blanca y Eusebio, son niños normales, de carne y hueso, y son héroes con defectos. Porque trata de buscar una explicación  posible (siempre dentro del terreno de la imaginación) a la desaparición de los seres de leyenda.

 No es un pozo de sabiduría

No se trata de una excusa para divagar sobre el destino del hombre, del mundo, y sus criaturas. Solamente ficción y aventuras.

 Pero tiene fondo

Porque a veces no sabemos quiénes son las bestias, y quiénes los humanos. Porque no sabemos con certeza dónde acaba la memoria y dónde empieza la fantasía. Porque tenemos un pasado del que aprender, pero que se ha de superar y mejorar. Porque las relaciones humanas no son sencillas, y menos para los niños y los jóvenes. Porque dentro de todos siempre hay una luz que encender que nos permite sacar lo mejor de nosotros mismos.

Y por eso tiene un poco de fábula

 No es un ladrillo

No se venderá a peso, ni habrá que llevarlo a casa en carretillo, o servirá como arma arrojadiza de defensa personal. En definitiva,  que no tiene  quinientas páginas.

Es una de esas historias que se puede leer de un tirón (o dos o tres)

Tiene ciento setenta y cuatro páginas. Ojo, que sé de quién se lo ha leído de una sentada hasta las tantas de la madrugada.

Espero que la próxima vez que os escriba, ya tenga “Más allá de la Luz”  en mis manos, y falte menos para que el que quiera, pueda pesarlo.

Nos vemos.