Vamos a jugar a lo que es y lo que no es. Me refiero a la novela “Más allá de la Luz”.
Es una novela de aventuras.
Os adelanto la contraportada:
“Dragones y bestias, seres mitológicos que pueblan nuestras leyendas, pero también las iglesias y monasterios de toda Europa… ¿Fueron producto de la imaginación de millones de personas o realmente existieron? Y si lo hicieron, ¿por qué y cómo desaparecieron? O quizás…
Cuatro alumnos hallarán la respuesta en una trepidante aventura que se inicia en una excursión escolar al monasterio de San Juan de la Peña. Amistad, valor, tolerancia… sentimientos que cobrarán fuerza y les ayudarán a sobrevivir en un peligroso camino, superando sus miedos y descubriendo lo mejor de sí mismos.”
Y como habéis visto, le hace guiños al género fantástico.
No es un cuento de hadas, aunque podría haber alguna.
Para mí el reto ha sido tratar de hacer creíble lo increíble, conectarlo con la realidad, por eso no es una novela de fantasía al uso.
Es una historia «posible», entre comillas, ya os he dicho que hablamos de fantasía.
Porque se inicia y desarrolla en un lugar real, el Monasterio de San Juan de la Peña, en Huesca, y su universo se sitúa en nuestro mundo, y no en uno alternativo o en otra dimensión. Porque sus protagonistas, Mónica, Patricia, Blanca y Eusebio, son niños normales, de carne y hueso, y son héroes con defectos. Porque trata de buscar una explicación posible (siempre dentro del terreno de la imaginación) a la desaparición de los seres de leyenda.
No es un pozo de sabiduría
No se trata de una excusa para divagar sobre el destino del hombre, del mundo, y sus criaturas. Solamente ficción y aventuras.
Pero tiene fondo
Porque a veces no sabemos quiénes son las bestias, y quiénes los humanos. Porque no sabemos con certeza dónde acaba la memoria y dónde empieza la fantasía. Porque tenemos un pasado del que aprender, pero que se ha de superar y mejorar. Porque las relaciones humanas no son sencillas, y menos para los niños y los jóvenes. Porque dentro de todos siempre hay una luz que encender que nos permite sacar lo mejor de nosotros mismos.
Y por eso tiene un poco de fábula
No es un ladrillo
No se venderá a peso, ni habrá que llevarlo a casa en carretillo, o servirá como arma arrojadiza de defensa personal. En definitiva, que no tiene quinientas páginas.
Es una de esas historias que se puede leer de un tirón (o dos o tres)
Tiene ciento setenta y cuatro páginas. Ojo, que sé de quién se lo ha leído de una sentada hasta las tantas de la madrugada.
Espero que la próxima vez que os escriba, ya tenga “Más allá de la Luz” en mis manos, y falte menos para que el que quiera, pueda pesarlo.
Nos vemos.